La mayor parte de lo que asumimos como poesía no es
más que inercia. Cartuchos lacrimógenos de la intimidad emocional, abstractos
algoritmos lingüísticos y superficiales retocados con el matiz de expresión a
la venta, completan los opacos remanentes de una búsqueda desesperada de
aprobación que ha anulado por completo al poeta. Justificar su condición de ser sensible, y ser llevado en hombros
como vocero espiritual de la marcha, ser algo, alguien en la vida, son ahora sus
preocupaciones trascendentales. Construye su juicio, su criterio, a partir de
las leyes de los Santos Tribunales de la Palabra, besa las manos de los Doctos Sacerdotes
del Libro. Sin cuestionar, sin cuestionarse, seguro de saberse elegido indiscutible
de la verdad, acepta, dice que sí moviendo la cabeza para engolosinarse con su
propia imagen. Se le ha convidado a seguir la cadena de mando y aceptó. Casi
toda la palabrería que asumimos pasivamente como poesía, es sólo el coqueteo
con el portero que porta el sello de la canonización divina: el triunfo del
ascenso al olimpo de los cocteles y la página social, ¿Y por qué no? Un merecidísimo ascenso de clase. Eso es
surgir, eso es la vida, eso es triunfar, Oh poeta de los laureles. Y ahí está,
entonces liquidado. Nada se puede hacer. Es, nuestro miserable poeta, al decir
de los reclusos del penal de Tocuyito, triste,
lo que significa: condenado a morir.
Nada más lejano del poeta Antonio Robles (Coro, 1964)
que el martirio de una condición de elegido intocable, o del vergonzoso
servilismo a los tribunales de la imposición de la poesía oficial y su brindis
champanizado. Sin embargo, Robles también nació como millones de venezolanos
bajo una sentencia histórica que prescribió implacablemente la realización de su
cometido en la cultura nacional; toda la masacre y el saqueo que sufrieron
nuestros aborígenes, la desaparición de lenguas y legados ancestrales, los horrores
de la esclavitud en el siglo XIX, y de su solapada continuidad en el XX, han
sido cobardemente disimulados por la historia oficial, y vendidos como sucesos
fraternos y pacíficos, con eufemismos domingueros como intercambio de las cosmovisiones del mundo. Así ilustraron
los libros de historia, con aborígenes arrodillados frente a una cruz, así
empalaron nuestro origen. Todo para enmascarar al crimen, la tortura y el
asesinato de la Conquista, que siempre está mutando su forma. Nuestros pueblos aborígenes
desde el Caribe hasta los Andes, y en toda la tierra extendida de polo a polo
de este lado del mar, nuestros negros, y más tarde nuestros obreros, en fin,
todos los pobres de América, han sido tristes
bajo las imposiciones militares, culturales, sociales y económicas de las
perennes ansias de conquista de los
poderosos. Más tarde, cualquier intento por desarrollar y encaminar un arte
propio, nuestro, fue inmediatamente etiquetado de popular, escondiendo bajo el adjetivo un profundo desprecio y una
minimización de esos esfuerzos y modelos de expresión, como si se tratara de darles
un apellido por lástima, un consuelo que le permitiera existir al margen del gran
arte universal y sagrado. La poesía no escapó a estos hechos, y el poeta calló.
Sólo se encargó de sus angustias de turno, románticamente tardío y decadente,
afrancesado hasta en los gestos casi todo el siglo XX.
Diego SequeraLa ciudad de la bronca no es precisamente esa impecable ciudad de la furia
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In da Club - Me time, Nigel Cooke (2010) |
Dolorosamente pocas, y no por eso menos esperanzadoras
han sido las voces de poetas que han buscado en su trabajo con el lenguaje una
expresión más genuina, acoplada a su realidad continental, nacional. Ahondando
en su idioma con el temblor de quien encuentra una devastación, y enarbola su
escritura así, guerrera, Caribe, sin complejos. Como un conquistado que usa las
armas del conquistador. Les llamaron ingenuos, provincianos, marginales; Antonio
Robles, es uno de esos poetas.
Señoras y señores que se ruborizan frente al malandreo
lírico de un hombre que se sabe embroncado y fugitivo por violar el buen gusto
con su verso jíbaro. Que habla a sí mismo y a su gente con el efecto
alucinógeno de las armas mediáticas del invasor, que toma la sermoneada
omnipresencia del Cristo crucificado de la conquista, y en él Cristo de los pobres, para caminar por
Brooklyn y el Bronx sin Visa ni documentos. He aquí un poeta con el espíritu
arrebatado a 200 km por hora y armado con los duendes de las serranías de Falcón,
este poeta llega y lo hace con todo, de frente, viene a reclamar lo que le
pertenece, este es el chamán místico de la tribu malandra, de los que pierden, los
que vacilan y alucinan. En el nombre del Cristo de las navajas, tristes de la tierra, he aquí al poeta Antonio
Robles.
Bronca City
Aquellos vehículos
último modelo
De hermosos colores
–azul marino - blanco marfil - gris plateado
-que imploraban ser
robados
Y de pronto uno
volaba en un auto de esos
La libertad sobre un
auto robado a 200km por hora
Detenerse y ser
atrapado es el final
El establishment
ronda frenético y entona la canción del apartheid cósmico.
Calles de Brooklyn –
New jersey o Caracas – qué importa si
Esto es un simple
poema
El hijo del hombre es
invocado y perseguido en una Blazer a 200 km por hora
Y el verbo se hizo
carne a 200 km por hora
Redentor - maestro – mesías – no permitas que la ley me
atrape
¿Y Grand Blazer tú me
amas?
Dejad que los
Cadillacs y los Lincolns se acerquen a mí
La velocidad es una
ecuación física
Un sofisticado
fugitivo orando a 200 km por hora es una ecuación mística
Nena ven conmigo –
ven – ven sólo con tus cosas más extrañas en la ruta
al paraíso perdido
Nena ven que dos
pieles extraviadas forman una plegaria nocturna
A los del ghetto la velocidad
nos convierte en aves grises
Tremenda bronca
existencial tranzar con los cuervos de neón
Deducir con exactitud
como el futuro danzará en nuestros signos vitales.
Deducir – presagiar –
ver más allá del presente
Eternidad - eternidad infinita en toda su dimensión
Mi plegaria es más
impredecible que todo el surrealismo acumulado
Padre nuestro que
huyes conmigo a 200 km por hora
No quiero agonizar
como el McMurphy de atrapado sin salida
El meteoro de la infancia
– el buen chico de la película – todo
le sale bien –
balurdo como un burócrata
El enmascarado tenía
más poesía
Aún no presagio el
estrellón – el desplome final
Creo en la huida a
toda velocidad todopoderosa creadora del cielo y de la tierra
Dios no es
propietario de autos de lujo
El maestro huye – el
mesías es perseguido
Bienaventurados los que...................................................................................................
“No dejéis de mirar
el vuelo en la freeway a tremenda velocidad”
La velocidad de la
luz arrastrando la intrascendencia de nuestras vidas
Toda forma de horror
– toda forma de avance – todo verbo tenebroso implica huida.
Ya no hay tiempo de
incinerar la paz de los templos
Un chamán del barrio
siempre me dice: “Las jevas no les paran a los limpios”
Una raya más
Nena ven – ven – ven
que si vuelas conmigo serás mística
Ven que si no vuelas
serás una putica más bailando en el templo de la gran Sodoma.
El establishment le
pone precio a sus almas
Una putica más en la
gran Sodoma – tenlo presente
Una putica más –
putica bonita con tu celular Movilnet o Movistar
Mañana dos soldados
norteamericanos morirán en algún lugar del mundo
Presagios duros
tiempos de alienación – de anglicanismos y sueños rotos
Tiempos de alienación
– de anglicanismos – oye putica mía me gusta la fast food
Tiempos de alienación
– iré a McDonald’s y te compraré putica como si fueras un hot dog
Y te comeré cubierta
con salsa de tomates y papitas fritas
Alienación – iré de
shopping y te compraré putica bonita con tu celular Movilnet o Movistar
Y tú estampa fashion
Proscrito de dos mil
años – te he negado tres mil veces y ahora huyes conmigo
La noche abraza a la
freeway – disparos en la noche
I’m
on fire – I’m on fire - eso lo dijo Springsteen
Plymouth
Fury – Mustang 69
Chevy
Impala 64
Crazy Horse
resucitado nos hace compañía en un Cadillac robado
Mañana un pandillero
será apresado en el Bronx
Y otra vez esas
imágenes – mi mente divaga en el universo
Mi escondite está en
la nieve de Portland
Así como el sioux que
asesinaron en Dakota
Como el jefe Bromden
de “Alguien voló sobre el nido del cuco”
Yo fui caído en el
desembarco de Normandía – norte de Francia
Yo regresé
Mañana un soldado
norteamericano de origen hispano caerá en algún lugar del mundo
En las calles me
pierdo – me evaporo – mujer de humo – tú vas y yo vengo
Pontiac Sunfire -
Porsche
Disparos en la noche
Dios nocturno – un
fugitivo va hacia ti como bala en el viento
Para más poemas de Antonio Robles, seguir el enlace a Stand Up Poetry sobre la imagen.
Víctor Manuel Pinto
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